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Niños Incomodos

Zeferino y la Represion

lunes, 5 de octubre de 2009

No seria la primera ve que el Virrey, perdon el "señor" gobernador usa la fuerza bruta para frenar a los que se le oponen.

En esta ocasion le toco a los manifestantes que pedian se aclarara el asesinato de Armando Chavarria, aqui les dejo una nota publicada el dia de hoy en el diario el surque en internet pueden encontrar en la siguiente direccion
escrita por Zacarias Cervantes
http://www.suracapulco.com.mx/nota1.php?id_nota=67602

Lo que se me hace raro del Sur es que siempre apoyo al gobierno perredista ahora ¿Porque no lo hara? La nota es la siguiente:

“Fueron órdenes del jefe”, dijo uno de los ministeriales que agredieron a perredistas



Zacarías Cervantes

Chilpancingo

A las 10 y media de la mañana el sol ya era candente y quemaba la piel. En las inmediaciones y afuera del estacionamiento de la Procuraduría de Justicia, desde un poco antes de esa hora del primero de octubre, ya era evidente la presencia de agentes ministeriales dispersos bajo la sombra de los aún pequeños ficus y atrás de las paredes del edificio.
En grupos de tres y cuatro bromeaban, mientras se frotaban con las palmas de las manos las visibles armas cortas clavadas al cinto. El movimiento de los agentes de la policía Investigadora Ministerial era inusual, si se toma en cuenta que a la entrada del estacionamiento regularmente sólo hay dos o tres y uno o dos en la entrada del edificio donde también hay un detector de metales.
La percepción de que estaba planeado un dispositivo inusual antes de que el encargado de la Procuraduría aceptara que entraran sólo cinco de los manifestantes se confirmó porque casi a esa hora también llegó un grupo de aproximadamente 20 policías antimotines, aunque sin cascos ni escudos, sí con toletes que unos blandían y otros los traían fajados al cinto.
Éstos llegaron poco después de las 10 y media, antes de que el diputado Celestino Cesáreo Guzmán entablara comunicación con el encargado de despacho de la Procuraduría, Albertico Guinto Sierra, misma que fue ya cuando el contingente de familiares y amigos del diputado Armando Chavarría Barrera, así como dirigentes perredistas se trasladaba en caravana de automóviles desde el Monumento a las Banderas hacia la Procuraduría.
–Ahora sí se va a poner bueno –dijo uno de los uniformados a otro de sus compañeros con el que se cubrían de los rayos del sol atrás del edificio de la Procuraduría, frente a las instalaciones del Servicio Médico Forense.
–¿Qué, va a haber algún movimiento? –preguntó desde dentro de las ventanas una secretaria de la Procuraduría al policía que portaba una macana fajada al cinto, cuando escuchó la advertencia.
–Sí, pero no se preocupen, nosotros les avisamos, –respondió el policía para dar tranquilidad a la empleada.
Cerca del grupo de policías se encontraban José Angel Segoviano Hernández, dirigente del Comité de Defensa Popular y Aniceto Espinobarros Vivar, del Movimiento de Izquierda Guerrerense (MIG), quienes se adelantaron media hora a la llegada del contingente y pudieron percatarse de la movilización policiaca.
La expresión del policía los puso nerviosos, pues entendieron que había una operación represiva en marcha. Sin embargo se fueron relajando en cuanto vieron llegar a reporteros de diferentes medios de comunicación y comenzaron a bromear con ellos.
En eso el contingente de amigos de Chavarría Barrera y dirigentes perredistas salía en caravana del Monumento a Las Banderas encabezados por Oswaldo Chavarría Obeso y Azecena Chavarría Barrera, hijo y hermana del diputado asesinado.
En el trayecto, Saúl López Sollano, del convocante Frnte por la Justicia y contra la impunidad “Armando Chavarría Barrera”, cercano que fue del extinto diputado hablaría con el presidente de la Comisión de Gobierno, Celestino Cesáreo Guzmán para que confirmara la audiencia con el encargado de despacho Albertico Guinto.
En respuesta, según la versión de Cesáreo Guzmán, se comunicó con el funcionario, quien le habría contestado que solamente entraría una comisión de cinco personas.
A las 11 y media –una hora después de que habían llegado los ministeriales y a media hora del arribo de los antimotines– comenzaron a escucharse las consignas del contingente que llegaba por atrás de las instalaciones. Segoviano y Aniceto caminaron aprisa a su encuentro hacia ese extremo para sumarse a la marcha. Llegaron ya cuando se detenían en la entrada del estacionamiento en la que un grupo de aproximadamente 10 policías ministeriales estaban en posición de impedir que pasara por ahí la comisión de perredistas que solicitaba ver al encargado de la Procuraduría.
–Hay que rodear y entrar de por allá –recomendó en tono de indignación por el recibimiento Aurora Muñoz, y el grupo rodeó el estacionamiento por el encauzamiento Alejandro Cervantes Delgado hasta llegar a la entrada del edificio, pero ahí atropelladamente se había instalado un cordón de policías antimotines armados con toletes. Atrás de ellos los ministeriales armados con pistolas.
Los perredistas intentaron abrirse paso por entre los uniformados que formaban la valla, sin embargo desde atrás los ministeriales comenzaron a empujar y cuando algunos manifestantes alcanzaron a cruzar la valla, al menos dos de los ex judiciales desenfundaron sus pistolas y apuntaron, hasta que fueron reconvenidos por un agente de información del Gobierno del estado y periodistas que temían que por su nerviosismo pudieran disparar.
–Fueron órdenes del jefe –se disculpó después uno de los ministeriales con un reportero al que también jaloneó al confundirlo con un manifestante, mientras que con el índice señalaba la oficina que ocupa el encargado de despacho, ubicada en el segundo nivel del edificio. Desde ahí, a través de las ventanas con cristales polarizados se alcanza a ver la explanada donde se impidió violentamente la entrada del contingente.
Sería hasta después del zipizape cuando Guinto Sierra modificó su propuesta hecha a Cesáreo Guzmán y aumentó el número de integrantes de la comisión de cinco a diez, propuesta que fue rechazada por los manifestantes.
Al día siguiente aparecería el comunicado oficial que indica que se les impidió el paso a los compañeros de Chavarría porque no aceptaron que sólo entrara una comisión de 10 personas. Versión que fue avalada por el gobernador Zeferino Torreblanca, quien dijo que no se puede atender a todos.
Pero cuando dirigentes perredistas irrumpieron en la misma Procuraduría por el asesinato de su par de Petatlán, Álvaro Rosas, entraron todos y fueron recibidos todos por el procurador Eduardo Murueta Urrutia. Entonces, el pasado 7 de mayo, encabezaron a un número similar de perredistas el delegado nacional Jesús Zambrano, el presidente estatal Misael Medrano, el presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso, Armando Chavarría y el vicecoordinador de los diputados locales Sebastián de la Rosa.

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